El parto... AAAHHHHH!!!!

Una buena amiga está embarazada, y el otro día me comentaba sus inquietudes... eran muchas, muchísimas. Pero a medida que la tarde fue avanzando, una se repetía y parecía más bien miedo... Cuando nos separamos me quedé dándole vueltas a todo lo que habíamos hablado, y al final han acabado aquí  ;)

En nuestra sociedad, el parto no es un suceso que esté normalizado. Y no es que no sea normal, de hecho las estadísticas dicen que una mujer a lo largo de su vida tiene alrededor de un hijo y medio, con lo que suponemos que tendrá más o menos un parto y medio, y teniendo en cuenta que somos millones, parece que es algo bastante habitual. Sin embargo, no se habla de los partos, y mucho menos se visibilizan.


sexo y partoLos niños y las niñas no crecen pensando que es algo normal (tan normal como darse un beso o mantener relaciones sexuales, porque el parto es una realidad más de nuestra vida sexual) y lo incorporan a la normalidad al ir haciéndose adults y luego lo viven como natural, tanto desde la perspectiva femenina como desde la masculina. Más bien lo viven como algo que da miedo. Algo desagradable, desconocido, doloroso, que da asco y no mola nada. Y, al contrario de lo que pasa con el resto de los episodios de la vida sexual, que en general se van normalizando y aceptando y llegan hasta a agradarnos (qué cosas!), la percepción del parto en muchos caso no pasa de esa etapa infantil (se dan un beso, qué aaaascooooooooo!!!!), no madura ni se incorpora como algo natural en nuestras vidas.


Y llegamos a un momento de la vida en que algunas mujeres quieren tener un hijo (o uno y medio) y deciden tenerlo. Y se quedan embarazadas, qué felicidad, qué alegría, qué ganas de vomitar (o no...). Hormonas revolucionadas, todo el mundo va y te toca la barriga y a lo mejor te gusta, o a lo mejor te preguntas en qué momento tu barriga se convirtió en patrimonio de la humanidad. Y ahí está el parto. Como una sombra, a la vuelta de la esquina. Y te desean una horita corta... A veces es ahí cuando de pronto nos vienen todas las imágenes que hemos ido acumulando, y vaya imágenes!


Porque en nuestro imaginario hay principalmente dos tendencias: 

parto nueve meses- La tendencia película: De pronto la del balón bajo la ropa dice ah! y se ve cómo cae agua. La pareja corre descontrolada cogiendo cosas de aquí y de allí y salen pitando al hospital. Se suceden los gritos, por momentos parece que todo está lleno de sangre, alguien se suele desmayar, hay focos por todas partes, gente que entra y que sale, todo muy aséptico, eso sí, empuja, repiten por ahí el o la que manda, y al final de la secuencia hay una mujer sonriente toda colorada (y despeinada) recostada en una cama y cubierta de sudor que sujeta a un bebé rosado y enorme (en las más realistas es más pequeño...) que está envuelto en una toquilla de un blanco cegador. A veces incluso le ponen una masa extraña recubriendo parte de la cabeza para que veas que ni lo han limpiado ni nada. Todo transcurre en un
par de minutos.


- La tendencia vecina: con relatos del tipo... Estuve 36 horas de parto. Yo no dilataba... Yo, no te lo vas a creer, acabé gritándole a la enfermera de todo! Bueno, mujer, no te preocupes, si luego te dan a tu hijx y se te olvida todo. 36 horas de parto. Y lo peor son los puntos!! Pues yo tengo una amiga que...


No me extraña que la sombra se agazape detrás de cada esquina presta a saltar chillando bú!!! (igualita que mi hijo). Y nosotras a punto de salir corriendo...


En realidad hay muchos tipos de parto, tantos como mujeres, y muchas formas de percibir y de sentir situaciones. Los hay largos, y también están los de una horita corta. Los hay con complicaciones, los hay fáciles... Pero todos siguen un proceso natural (si hablamos de partos normales): dilatación, expulsivo y alumbramiento.


El caso es que, como en todo, cuando se tiene información el abanico de posibilidades se abre. Cuando contamos con una información previa, podemos adelantar acontecimientos y saber qué puede estar pasando. Y si entendemos las cosas en la mayoría de los casos la situación se facilita.


Así que se me ha ocurrido pensar que un resumen muy resumido puede ser útil:

- Durante la dilatación suceden dos cosas: el cuello del útero se hace más fino y se abre mientras el bebé va descendiendo y se va colocando (para eso tiene que realizar varios giros). Es la fase más larga del parto, pero si no se vive con ansiedad puede ser parte de una cena, de un concierto, o de lo que esté haciendo cada una en ese preciso momento...                                                                                                          


- El expulsivo es la salida del bebé y se produce gracias a las contracciones musculares de la madre, los pujos conscientes y los movimientos del bebé.

- El alumbramiento es la expulsión de la placenta; las contracciones continúan, pero la salida no suele ser molesta.

Previo a estas tres fases hay un proceso, el de los pródromos o preparto, que puede durar mucho tiempo (horas o incluso días), ser muy molesto o no ser siquiera consciente. Puede confundirse con el parto (por eso a veces se tiene la sensación de que un parto ha sido eterno), porque puede incluir contracciones incluso bastante fuertes, pero serán irregulares y no se acompañan de dilatación... Estas contracciones van preparando el cuerpo para el parto.

Una curiosidad interesante es que las contracciones tienen que ser rítmicas para ser “eficaces”: para que las contracciones estén de verdad relacionadas con el parto, se producen más o menos a intervalos regulares y se van intensificando. Sobre todo al principio, no es necesario que sean totalmente regulares (misma intensidad, misma frecuencia), pero cada vez irán siendo más seguidas, más intensas y más largas. Cuando se acerca el expulsivo es frecuente que las contracciones se espacien o incluso que se detengan durante un tiempo corto, pero siguen intensificándose y haciéndose más prolongadas.


De todas formas, en general, lo que sí resulta común, es que el parto es un episodio de la vida que queda grabado, y marca. Por eso, suele costar colocarlo, y para conseguirlo es frecuente sentir la necesidad de hablar del tema.

Cuando estamos con una mujer que no hace mucho que ha parido, a veces se oyen comentarios del tipo de madre mía, ¿es que no puede dejar de hablar de eso? o ¡es como si de pronto no existiera nada más! Pues bien, en cierto modo es verdad. Puede que, sencillamente, lo prioritario para esa mujer en ese momento, para poder seguir adelante con el lío que tiene encima, sea recolocar su vida y su cabeza. Y todo cambia a partir de este preciso momento, así que empezar por ahí parece lo más lógico, no?

A veces la respuesta rápida con la que se encuentra esa mujer recién parida es algo así como bueno, ya pasó, ahora tienes un bebé precioso (así que hale, todo lo demás no importa! parece que queda implícito...). Pero en realidad no todo lo que importa es el bebé. En realidad, esa mujer ha podido pasar por un momento difícil, y si necesita hablar de su parto será por algo...

Añado todo esto porque a veces, como mujeres recién paridas, no nos damos la oportunidad de sanar nuestras heridas porque nos creemos el discurso que tan extendido parece estar, que nos pide que no seamos tan pesadas y mira qué bonito tu bebé, al fin y al cabo ya nuestras dificultades no importan, lo que importa es que el bebé esté bien... O porque no queremos ser pesadas, no queremos importunar, o porque tratamos de minimizar nuestras sensaciones, o porque pensamos que en realidad nuestros sentimientos están equivocados, si todo fue bien, cómo puedo sentirme así... Y no hay sentimientos equivocados, y siempre hay alguien dispuestx a escuchar (aunque a veces hay que buscar un poquito...), y nuestras dificultades, nuestras emociones, son importantes.


Enlaces externos:

Más información sobre las fases del parto
Movimientos que realiza el bebé al salir por el canal del parto



Estrategia parto normal Ministerio


Si hay dificultades:

Se puede pedir ayuda
Puede que no haya sido el parto que esperabas...
Y esto no es cierto:
No es cierto!



Después del parto... Qué podemos encontrar





Hoy estaba con una madre reciente y me decía que tenía la sensación de que durante el embarazo las mujeres tienen acceso a mucha información, mucho seguimiento, montones de descripciones de cada pequeño movimiento, cada sutil cambio. Y luego llega el parto, que es fácil que no sea como la madre habría querido, así que su vivencia puede ser difícil. Y entonces, la nada. Vulnerabilidad, expectativas rotas, hormonas revolucionadas, cuerpo descolocado, dolorido, de pronto una personita que depende de la madre totalmente, una madre que no se encuentra en el espejo, no se encuentra dentro de sí misma y todavía está de alguna forma en estado de shock emocional. Y muy poca información sobre lo que le está pasando...

De hecho, si ponemos en google las imágenes relacionadas con “posparto” nos da una buena visión de qué idea podemos tener de esta vivencia, y tiene más photoshop que la portada del vogue...

Afortunadamente, rebuscando, rebuscando, no es lo único que encontramos



Así que he pensado que algunos comentarios sobre el estado general de una mujer recién parida pueden ser útiles. En este artículo me voy a centrar principalmente en los cambios físicos a los que nos enfrentaremos, porque en muchos casos la mujer embarazada no sabe qué esperar de su cuerpo tras el parto...

grietas


Pues bien, es fácil que los pechos parezcan pelotas a punto de estallar, surcados por venas azuladas y con pezones hipersensibles que gotean con frecuencia, a veces surcados por dolorosas grietas (si aparecen se puede arreglar: una matrona, asesora de lactancia o IBCLC puede valorar la dificultad y ayudar a solucionarla).



Vídeo días después del parto

La barriga, todavía muy hinchada y a veces surcada por estrías, queda fláccida, dolorida, las tripas tardan en volver a su lugar habitual y en ocasiones los movimientos que realizan para reestructurarse (tipo espasmos) son dolorosos. Se llaman entuertos. Si te han realizado maniobras durante el parto, como la Kristeller, puedes tener moratones y dolores más agudos (entre otras muchas cosas).




4th Trimester Bodies


Se sangra y expulsan coágulos durante días (loquios). El periné está hinchado. Toda la zona genital lo está. Hinchada, enrojecida, dolorida... Un poema. A veces hay desgarros, y en muchas ocasiones ha sido cortada y cosida. Cuando el bebé nace apoya la cabeza sobre el recto, y todas las vísceras de la zona quedan muy maltratadas, las pobres. Por eso, tenemos la sensación de que cualquier presión lo va a fastidiar aún más seguro, y nos da miedo hacer caca y a veces hasta sentarnos en el baño. Y si cuesta empujar, cuesta más todavía retener... Puede ser casi imposible aguantarse los pedos, por ejemplo... La musculatura del suelo pélvico parece de mantequilla después de todo un embarazo y un parto, incluso si ha sido cesárea.
Las piernas duelen, la espalda duele, como dice mi hijo, duelen las puntas tontas de los dedos. O no. Igual al día siguiente estás como una rosa, pletórica de energía, llena de ganas de comerte la vida y fuerte tras la vivencia del parto.

El bebé puede llegar a ser muy demandante, lo que resulta en que la nueva madre no puede preparar comida, lo que da igual, porque tampoco puede comérsela. No puede ducharse, tomarse la infusión o el café o el colacao caliente, escribir en el ordenador, o hacer pis. Llegado el caso, algunas de estas cosas las hará con el bebé encima, incluso puede llegar a desarrollar toda una estrategia para conseguir hacer casi todas estas cosas con un bebé en brazos. Sin manos, como el chiste. Y todo esto en una casa que durante los primeros días nos puede resultar extraña, se nos puede caer encima, puede significar un auténtico lastre por diversas razones.


Por el camino, esta madre irá encontrando a su ritmo sus propios mecanismos para procesar todos los cambios que le han ocurrido y le están ocurriendo. Para hacerse a la idea de que ya no es la misma, para crearse una nueva imagen de sí misma que incluya a ese apéndice que le impide usar las manos. Y eso es casi como crearse una nueva identidad, o descubrirla paso a paso.

Hacen falta apoyos. Pareja, amigas, amigos, familia, otras madres...

Y a veces hace falta un apoyo más especializado, ni somos infalibles ni podemos pretender poder con todo. 



(Por cierto, por si habéis visto el vídeo, quería hacer un breve comentario sobre la conveniencia del uso de una faja posparto... Es un tema controvertido. Aunque todavía hay muchos profesionales que recomiendan su uso, muchos otros muy relacionados con la maternidad -matronas, fisioterapeutas, especialistas en suelo pélvico...- afirman que al mantener la sujeción de forma artificial dificulta una recuperación real de la musculatura del abdomen. Por eso, recomiendan el uso de la faja en momentos puntuales en los que se produzca un aumento de la actividad física o del esfuerzo, pero lo desaconsejan de forma continuada.)

Enlaces interesantes: